Una joya es mucho más que un accesorio: es un símbolo de momentos, afectos y logros. Cuidarlas correctamente no solo preserva su belleza, sino que asegura que su historia pueda ser contada por generaciones. En Río Rayo, creemos que cada pieza merece un legado.
1. Guárdalas con delicadeza
El lugar donde reposan tus joyas es tan importante como el momento en que las usas.
- Utiliza estuches o cofres con compartimentos individuales para evitar que se rayen.
- Elige materiales suaves como terciopelo o gamuza para proteger su superficie.
- Evita guardarlas en lugares húmedos o expuestos a la luz solar directa.
2. Límpialas con cuidado
Cada gema y metal requiere un trato especial.
- Para el oro, usa un paño suave ligeramente humedecido con agua tibia y unas gotas de jabón neutro.
- Las esmeraldas y piedras preciosas delicadas deben limpiarse solo con paños secos, evitando el contacto con productos abrasivos.
- Nunca utilices productos químicos domésticos: pueden opacar o dañar el brillo natural.
3. Evita el contacto con químicos y perfumes
Perfumes, cremas, cloro o productos de limpieza pueden alterar el color y la estructura de tus joyas. Lo ideal es colocarlas como toque final antes de salir, y retirarlas primero al llegar a casa.
4. Realiza mantenimientos periódicos
Así como una obra de arte necesita restauración, tus joyas requieren revisiones. En Río Rayo ofrecemos servicio de pulido, limpieza profesional y ajuste de engastes para que siempre estén perfectas.
5. Úsalas con consciencia
Las joyas están hechas para acompañarte, pero también para descansar. Evita usarlas al hacer deporte, nadar o realizar actividades que puedan someterlas a golpes o desgaste innecesario.
En Río Rayo creamos piezas para que te acompañen toda la vida.
Cuidarlas es cuidar su esencia… y la tuya.
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